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Testamento


 Juan Valenzuela Oviedo 





Nota; Hace casi 7 años escribí esto pasando por una situación nostálgica, pero lo escribí no pensando en mi, sino en los otros, los que no le logran ganar la batalla a la depresión. Siempre es mejor vivir, o por lo menos eso me digo a diario, la depresión es un campo de guerra donde día a día se libran batallas y ese ir y venir es infinito. Yo elegí vivir. Si estas pasando una fuerte depresión busca, rebusca, en el alma de tus seres amados, allí encontrarás razones para segur aquí.


¿Quién se atreve a salvarme como yo hubiese querido salvar a Alejandra de los nefastos oficios de existir?

¿Quién se atreve?

¿Quién se atreve a salvarme como yo lo hubiese hecho con Amy, con Andrés, con Ernets. Salvarlos de la manía de no caber aquí, del vacío infinito en sus hondas almas lúgubres?

¿Quién se atreve?

¿Quién retira el frasco de pastillas en mi mesa de noche, quién le saca las balas al revolver, quién corta el gas, quién esconde las navajas?

¿Quién se atreve a salvarme, como yo salvaría a Kurt, una y otra maldita vez, y darle un abrazo, y llevarlo al lugar seguro?

¿Quien se atreve?

Como algunos de ustedes también lloro en las madrugadas, yo no soy de esta vida, yo no escribo poemas, yo no leo a los poetas alegres, yo no quisiera pertenecer a nada, yo qué siempre soy frontal, de un lado o de otro, frío o caliente, héroe o villano.

¿Quién diablos se atreve a salvarme de mi, y de vosotros verdugos inhumanos?






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